31/5/06

¡Ka lico! Vuelve Cálico Electrónico, el Pucca de España

La vida ha vuelto a tener sentido, los periódicos vuelven a salir diariamente, los buses a parar en todos los barrios y los humanos volvemos a nuestras ciudades, a nuestras escuelas, a nuestros trabajos y a nuestras casa porque la vida en sociedad tiene sentido otra vez. Así es, lo que estaban esperando desde hace tantos meses: se acaba de estrenar el primer capítulo de la nueva temporada de Cálico Electrónico. En este caso, el formato ya tradicional de la página se ha abandonado para darle paso a Huérfanos Electrónicos, una aventura en la que el sensacional héroe panzón está desaparecido. La gente de Nikodemo Animation seguramente se anotará otro golazo en el mundo virtual en español gracias a esta serie de animación en flash que muy al estilo de Pucca, ha permitido una verdadera avalancha de productos relacionados.

Por el momento tengo que decir que me divertí mucho y que, por lo menos en esta introducción, han estado a la altura de las expectativas. Ahora sólo nos queda esperar que el nivel se mantenga y este equipo de creativos españoles logren darle un giro novedoso a su propuesta. Sobre todo teniendo en cuenta que la exploración místico-conceptual de los últimos episodios de la segunda temporada dejaron el rasero muy por encima... Por otro lado, si me ponen doce horas de piropos guarros al mejor estilo de la primera temporada, seré un hombre feliz. Por ahora sólo me queda decir que con el nuevo episodio no se está inventado nada nuevo. ¡Gracias a dios.. digo a Dios!
En una nota relacionada quiero dejar constancia del conflicto de intereses que invade mi corazón: (a) repitición hasta el cansancio al mejor estilo de esa actitud infantil retadora de "me puedo comer 1000 paquetes de papas fritas", o, (b) novedades, creatividad e inventiva que harán de los medios un lugar donde lo único prohibido sea lo que ya se hizo. Me encantan los dilemas del mundo de la animación freak.

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Viñeta Veraniega


Justo cuando acá empezó a hacer calor en el pueblaco, nos llegó el baldado de agua fría desde Colombia. Y con el peligro latente de que un cambio brusco de temperatura nos deje la carita desordenada como Katie Holmes, todo tiene que recuperar la normalidad por absurda y frustrante que sea. La siguiente semana, del 9 por la noche al 11 de junio, se realizará en New York el MoCCA Art Festival y esta familia va estar por allá para ver en qué anda el cómic alternativo en la EEUU. La lista de expositores está completísima con gente como Brian Wood- del que se ha hablado hasta el cansancio acá, Jessica Abel -la comiquera favorita de todos con La Perdida, Gary Panter, Joe Staton, Tomine -al que le he dado palo parejo, Chipp Kidd, Charles Burns y hasta el mismísimo Gary Grot -editor en jefe de Fantagraphics. La lista completa la pueden mirar acá.

La cosa pinta especialmente bacana porque este año se celebran treinta años de Fantagraphics y la celebración comienza oficialmente con este evento. De hecho, es una de las pocas oportunidades de tener a la selección de artístas de esa casa por la costa este -recordemos que la sede de Fantagraphics es Seattle. Así que acá seguimos haciendo cuentas para ver como logramos llegar el 9 por la noche a Rocketship Comics en Brooklin para la fiesta de inauguración.

Ojalá me pueda conseguir una camarita para poder darles más información y para darle a la Jefe O'Hara un poco de champú.

No es por criticar pero sí es bastante chueca la carita de la niña ¿no?

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28/5/06

La reseña de X-Men 3 o empezaron las mentiras y el desfile de mutantes.

El viernes pasado por la tarde me fui a ver X-Men 3: Last Stand con un parche de fábula (mi mujer, dos indios de la India y un deportista belga) a uno de estos Cinemas en la mitad de la nada que parecen la entrada a un Motel en domingo. Antes de cualquier cosa debo decir que me gustó y que vale la pena verla tanto para los aficionados al cómic como para los que no lo son. Claro que si usted no se ha visto las dos anteriores y ni tiene a nadie con la paciencia suficiente para explicarle la carreta de los mutantes ni una afiliación a un alquiler de videos, absténgase. Pero lo cierto es que la película no es mala y uno se la disfruta de principio a fin con todo y que la claridad visual de Singer hace mucha falta. Brett Ratner más que un director es un contratista del entretenimiento que responde a las necesidades del proyecto con las herramientas más típicamente hollywoodenses.

No voy a ahondar en el argumento de la película porque si ya se la vio, qué bobada y si no se la ha visto o no piensa hacerlo, por lo menos no le habré dañado ese festivo dentro de cinco años cuando algún canal la presente como estreno de temporada. Básicamente, parte de la idea de que se encontró una cura a las mutaciones que tantas alegrías nos han traído a los freaks del mundo. Ante la posibilidad de acabar con el problema de los homo superiores de raíz, surgen un sin número de reacciones que se chocan en una serie de peleas casi tan espectaculares como gratuitas. Así, Magneto inexplicablemente levanta por los aires el Golden Gate para llevar a su ejército al lugar de la batalla. Sí a eso le sumamos la adaptación que se hace de la legendaria Dark Phoenix saga, quedamos “taquiados” de efectos.


Incluso la intensidad efectista también se presenta a nivel argumental. Los personajes que Brian Singer nos presentó con la habilidad suficiente como para que nos encariñáramos con ellos, son masacrados como patos de pistola de Nintendo. No es por dañar la fiesta pero hay bajas importantes aunque los últimos minutos de la cinta son fundamentales y hay que poner mucha atención. De hecho, es importante quedarse hasta el final de los créditos porque aunque el mismísimo título de la película la presenta como el final de la trilogía, se dejan todos los cabos sueltos para armar una cuarta entrega. Se nota que hambre obligó a los siempre dispuestos ejecutivos de Hollywood a reconsiderar la idea de “solo una trilogía” y viendo que a pesar de tantos gazapos, Lucas logró mamarnos gallo con su “Guerra Amenaza del Sith”, pues ellos también quieren ponerle extensiones a la franquicia. Al mejor estilo de Café o Betty la fea o V: La Batalla Final o tantas otras, nos extendieron el guión para sacarle hasta el último gramo a la gallina de los huevos de oro. En otras palabras, empezaron las mentiras. Claro que como dice Gary Susman del Phoenix, yo, en mi condición de x-freak, feliz.

Esta película me hizo acordar mucho del estilo de dibujo de Jim Lee y sus secuaces cuando las historietas de los X-Men se volvieron una recicladera de conceptos viejos con ilustraciones descrestadotes. Yo soy de la escuela que dice que a Chris Claremont, el señor al que realmente de debemos la serie como la conocemos ahora, se le acabaron cinco o seis años antes de su primer retiro en 1990 y pico. Después los mutantes y sus seiscientos títulos se han mantenido a punta de la repetición de la repetidora. Con X-Men 3 pasa lo mismo. ¡Arrrrrrgggghhhhrrr, Rsho-Rsho!

Kelsey Grammer es un gran atractivo de la cinta. Sobre todo para los que siempre nos hemos preguntado por el aspecto retrechero del Monstruo Come Galletas. ¡Uff, qué papelón!



26/5/06

Mis problemas con Superman (Composite Vershon)

La imagen que ha marcado mi relación con las historietas la vi por primera vez en la portada del número 12 de la serie de Superman que publicó Editora Cinco a principios de los ochenta. Se trata del Superman Compuesto, mejor conocido como Composite Superman. Esta publicación me acompañó muchísimos años y pasó por muchas "transformaciones" entre las que se cuentan tijeretazos, rayones, disfraces de pirata, etc. En este momento no estoy en condiciones de asegurar dónde está esa revista porque, como suele suceder, en un trasteo -digamos en el 92- se me perdió. Pero esa portada que mostraba amenazante a uno de los personajes nominados al diseño más torpe se me quedó en la mente grabada de una forma impresionante. De pronto tiene que ver con el hecho de que la asoció con ir al Centro Internacional a comprarla de "mi voceador de confianza" o al hecho de que era el número más antiguo que tenía y eso me hacía sentir el paso del tiempo (Esa sensación de veterano experimentado que tiene uno a los diez años).

Superman Compuesto es un villano creado en los años sesenta que tenía los poderes de toda la Legión de Superhéroes. Sin embargo, el personaje del que yo me acuerdo era un impostor del original.

Hace unos cinco años, una de mis fuentes de revistas de Novaro y Editora Cinco era un anticuario de unos amigos que queda en Chapinero. Al principio los precios eran muy cómodos y la variedad de publicaciones era excelente. Con el tiempo y como suele pasar con ese "mercado", uno se vuelve un cliente fijo, lo cual significa que el vendedor se esfuerza por conseguir cada vez más y mejores cosas. El problema es que esta Edad de Oro se acaba pronto porque la calidad de las revista empieza a bajar y el presupuesto de la persona empieza a verse gravemente afectado. El ciclo natural de una relación de coleccionista-vendedor puede durar uno o dos años por mucho hasta que la cosa empieza a ser cada vez más tensa. La segunda Superman 12 de mi vida llegó justo en el momento más álgido. Así que tuve que disimular un poco la emoción para que la revista no pasara a ser el objeto de la discordia.

Cuando llegué a la casa, la empecé a leer como desesperado. Yo no creo que sea un coleccionista en el sentido estricto porque me fascina sentir la revista en la mano y releerla millones de veces haciendo que se "desvalorice". Así que lo primero que hice fue echarme al sofá a revivir una historia determinante en mi vida que había olvidado hace mucho tiempo. Me detuve en cada detalle, en cada propaganda de enciclopedias ilustradas para niños, en ese pequeño marcador de lecturas que se hace junto a las grapas y en cada caja de texto mal hecho y asquerosamente traducido. Ya empezada la última página me di cuenta de que la historia, como raro, quedaba en continuará...




25/5/06

Una lección más de la Compañía Nacional de Chocolates.

Y sí, estoy de cumpleaños. Seguramente nadie se lo estaba preguntando pero igual es importante dejarlo claro de una vez por todas como para que no tengamos problemas después. Así como para profundizar en el tema tengo que aclarar que estas palabras las estoy escribiendo ya con 27 años encima. Desde esta nueva perspectiva que me otorga la dignidad de estar cada vez más cerca de los temidos 30, debo decir que me asaltan muchas dudas. Sobre todo una. Veamos la siguiente imagen:



Creo que muchos colombianos nos podemos relacionar con esta ilustración. Yo sé que en el álbum de Jet no existen laminitas (-no pues, tan elegante.) o monas (-ahora sí.) bochadas, la que les presento hoy no era particularmente difícil. En ese orden de ideas (-¡Qué modestia!), creo que es justo decir que, por lo menos en mi generación y en las subsiguientes, la imagen en cuestión es un referente directo a la infancia o por lo menos a esa época en la que una pena de amor o la falta de trabajo hizo que tuviéramos mucho tiempo para pensar y fijarnos en lo trivial. Así que traigo a colación a este hombre de las cavernas cargando su presa porque no entiendo su dimensión. En el costado inferior izquierdo se ve un árbol desproporcionadamente pequeño delante del hombre.
Cuando era pequeño creía que se trataba de algún tipo de ser antediluviano estilo los Titanes griegos (-Obvio que en esa época no me lo planteaba así.). Por alguna extraña razón del destino esa imagen mitológica que claramente no tenía cabida en un compendio de las ciencias naturales, se había colado para hacerme soñar con un pasado inexistente. Era como una especie de error maravilloso que desencadenaba lo impensable. Algo así como ese cuento de Hitchcock en el que él lo hace pensar a uno que lo van a matar porque lo convence de que el libro que tiene en las manos fue alterado por un asesino. Como que se trataba de una discontinuidad que por el simple hecho de existir tenía todo el sentido del mundo.

Unos años después empecé a pensar que se trataba de una referencia a una tribu muy particular de japoneses cuyas particularidades eran: matar ciervos, andar en pelotas y cultivar el arte del Bonsái. Hoy creo que es un grato error que se convirtió en norma y que eso me pasa por cumplir años (-Este blogger parece la versión cínica de Doggie Howser.)

Si llegaste hasta acá, gracias (Y si no, pues nunca lo sabrás).

21/5/06

Si las miradas mataran

Aquí en este desorden mental que me caracteriza se me había olvidado estar pendiente del correo de Drake Cómics y de un dibujo que Camilovsky me iba a mandar sobre las confusiones que se han dado en estos días. Así que les presento la expresión que sólo una madre puede querer:

Aprovechando que estamos acá y como para no renunciar a las acostumbradas entradas ladrilludas, quiero referirme a un personaje que me encontré ayer. Se trata de Mr. Jean de Dupuy y Berberian que es muy popular y reconocido en Europa pero que sólo hasta estos días llegó a mis manos gracias a que Drawn & Quarterly por fin se animó a publicarlo. Y no se trata de un atraso de un año o dos, la serie se empezó a publicar hace 17 años y se ganó el Alph-Art en Angouleme en 1999. Definitivamente, esto de sentirse el idioma oficial del mundo le ha hecho mucho daño a estos gringos. La cosa es tan brava que Mafalda sólo la empezaron a publicar en inglés en el 2004. Está como cuando en Colombia las películas se demoraban un año en estrenarse en cartelera -además, con los títulos estos absurdos como "Easy Rider" - "Busco mi destino".

Así como para no perder el hilo, la serie de esta dupla creativa es bastante buena sobre todo si tenemos en cuenta que hacer historietas sobre la vida cotidiana sin caer en el aburrimiento es bien difícil y esta gente ya lleva como cinco volúmenes. Además, en junio también D&Q lanza un libro que se llama Maybe Later que es una especie de making-of de Mr. Jean que pinta excelente. Resulta que el equipo Dupuy-Berberian no tiene funciones definidas entonces a veces uno escribe y el otro dibuja o viceversa o de todo un poco. De lo poco que pude leer me encantó la tensión constante que existe en los dos autores y como sus personalidades son absolutamente contrarias. Realmente bacano y apenas pueda ehcarle mano les haré un reporte más completo.

Finalmente quisiera dejar este mensaje: Una cosa es erotismo y otra es restregarse y rayarle carro a la niña. ¡Y está dirigido a ti, Patrick Swayze en Dirty Dancing!

15/5/06

Aclaración MUY respetuosa

Hola, mis queridos amigüillos pingüinillos.

En tono cálido de mi país enamorado, la luna canta una canción hogareña, y ahora yo sólo me pregunto, ¿cuántos juanetes tenía en los pies Mario Gareña?

En esta ocasión he decidido comenzar la entrada de esta forma tan posuda porque tengo que referirme a un tema que requiere un tono formal. En los últimos días, Camilovsky y yo hemos sido interrogados en la calle - él que se da el lujo de estar en Bogotá- y electrónicamente por varias personas que se preguntan si nosotros somos los responsables de los cómics que actualmente se publican en Shock. La respuesta es NO. Nosotros no tenemos nada que ver ni con la elaboración, ni con la producción, ni con la preparación, ni con el concepto, ni con la selección de dichas obras para el espacio de historietas de la revista juvenil.

En nuestra calidad de colaboradores comiqueros hicimos: El Drake, La Biblia Shock del Cómic, ¡Quiero Ser un Umpa-Umpa! y Muñeca de Burro. Además, coordinamos la Primera Convocatoria al Cómic Nacional y el Concurso de Sin City y, en representación de dichos proyectos, participamos en la Feria del Libro en 2004 y 2005. Más allá de eso, ni Camilo, ni yo, ni ningún otro Jefe O'Hara se hace responsable de otros trabajos que aparecen en la publicación.
Se acuerda de la sensación de "¿dónde estoy?" que tuvo cuando leyó las primeras líneas de esta entrada; así nos sentimos nosotros cuando nos endilgan la creación de estas obras. No queremos faltarle el respeto a nadie porque va en contra de la buena actitud que siempre nos ha caracterizado pero es importante para nuestra integridad creativa hacer esta aclaración.

Muchas gracias y recuerden que Gigi es el único símbolo sexual aprobado por Drake Cómics.

Reseña de DEMO, regalos para niños y un triunvirato de manguitas

Para los descansos de las sesiones de David B. me puse a revisar una que otra de las revistas gratis del FCBD, especialmente la de TokoyPop y el compilado de DEMO -Wood y Cloonan- que compré en el calor del momento del pasado 6 de mayo. De hecho, los dos libros tienen más cosas en comun de lo que parece porque, aunque la Cloonan de esa época es bien experimental, se trata de cuatro propuestas de artistas occidentales al estilo manga. Y no es el típico amerimanga que se vino como una avalancha de clones en los noventa que supuestamente era algo renovador y resultó siendo el mismo emplasto de testosterona aburridora de siempre. Se trata de una aproximación diferente a la creación comercial de historietas masivas que sin ser "mejor", es importante decir que es mucho más inteligente.

El compilado de TokioPop creo que es el más efectivo de los que he leído hasta ahora. Y no lo digo solamente porque el avaro que hay en mí sienta que mientras DC o Marvel me dieron 32 páginas de propagandas, este librillo tiene más de 100. Lo cierto es que las tres historias que presenta el Sneak de Manga gringo tienen la cualidad de abarcar un público que además de ser más joven, es más amplio. Si bien las dos grandes compañías de enmascardos siguen convencidos de que pueden estirar los conceptos de sus personajes lo suficiente como para llegarle a lectores de todas las edades, los TokioPop le apuestan a tres títulos al mismo tiempo. Así, las compañías tradiconales aprovechan el día para atraer a la gente a su estilo, en cambio, los del estilo manga ofrecen una variedad de productos que creo que pretenden acomodarse a las necesidades del público. Yo tengo tres primos chiquitos y si quisiera mandarles un regalo comiquero me sirve más el librito de TokyoPop que el sonsonete de los cómics que yo leía cuando tenía su edad.

Así, para la de 13 está Kat&Mouse de De Campi y Manfredi que refunde la antigua estrategia de la vida colegial vista por una "Nerd Cool". Para el pelado de ocho años nada mejor que una serie lo más parecida a sus juegos: Mail Order Ninja de Elder y Owen que como su nombre lo dice cuenta las aventuras de un niño que se gana los servicios de un ninja. Por último, para la de 11 está Sea Princess Azuri (hasta imitan la anti-sintaxis de los japoneses, ¡qué freak!) de Erica Reis que retoma la historia de la princesa atrapada en un matrimonio por conveniencia pero le añade el ingrediente de las sirenas. Estas tres opciones me parecen mucho más atractivas que una serie como Runaways de la Marvel que por más ventas que tenga sigue sin convencerme como propuesta para ese segmento. Creo que me parece poco atractivo regalarles historietas con un mensaje tan moralista como el de los superhéroes porque, aunque creo que los tres son un pepa, siempre existe la posibilidad de que crean que el mundo es de malos y buenos.


Sobre DEMO y sobre el trabajo de Brian Wood en general debo decir que aunque hay una parte de mi cerebro que me dice que en efecto no me están contando nada, pero el otro lado me indica que el color predominante es la clave de su trabajo. Lástima que con el tiempo Cloonan se haya ido por un estilo tan rígidamente japonés y haya abandonado otras posibilidades que tal vez habría podido perfeccionar. Además me pareció bacano darme cuenta de que usaron los mismos globos que nosotros (Camilo, Andrés y yo) usábamos para hacer cómics como el de "Dejémonos de Fraude" de la Universidad de los Andes. Definitivamente, hacer historietas -escribirlas, cuadrarlas, pasar derecho, imprimirlas, etc- es delicioso.

La reseña de Epileptic o El ladrillo cerebral

RESEÑA

Epileptic.
David B.
Panteón
2005.

Por estos días he estado dedicado a la lectura porque la primavera llegó con su buena dosis de lluvia. Mientras las calles de Wooster se limpian por primera vez en mucho tiempo, yo me enfrenté a una novela gráfica que me estaba haciendo fieros desde hace rato: Epileptic de David B. Quedé feliz. Es una novela espectacular que lo envuelve a uno en la vida de la familia B. y su lucha - y eventual renuncia- contra la epilepsia del mayor de sus tres hijos. Claro que debo aceptar que también me dejó cansado porque como acá en la tierra del Tío Sam les gusta eso de las ediciones absolutas entonces juntaron en un volumen de trescientas y pucho de páginas todos los episodios de la historia. Además, no hay "descansos" claros en la narración y la edición no los indica en ningún momento haciendo que la lectura sea muy densa, sobre todo si tenemos en cuenta que el tema de la novela por sí solo es bastante fuerte.

Si hubieran seguido con la colección de varios tomos que se había planteado inicialmente la cosa sería mucho más apropiada para un lector que termina recibiendo demasiada información de alto contenido emocional pero que no alcanza a descubrir el sentido de cada episodio porque inmediatamente empieza el otro. Uno termina sintiéndose como una de esas familias que compran uno de esos planes de Europa en 20 días y que llegan a la casa llenos de deudas y sin saber a ciencia cierta qué vieron (como vemos en la foto). Me imagino que Fantagraphics se dio cuenta que al final nadie iba a seguir una serie poco dada a la redención. Porque eso sí, Drake Cómics recomienda esta obra pero advierte que aquí no vinimos a pasarla rico.

El título describe bastante bien de qué se trata la historia: es la vida de una familia que debe convivir con la epilepsia del hijo mayor, Jean- Christophe. Gracias a que, en su mayoría, se desarrolla en los años sesenta y setenta los caminos que elige la familia B. son bastante místicos y las soluciones que intentan van desde ser macrobióticos hasta inscribirse a los rosacruces. Yo no sé a ustedes pero mi mamá siempre me decía que ella haría cualquier cosa por que estuviera bien y, aunque siempre fuimos una casa laica, me imagino que si sanarme hubiera implicado creer en el ídolo de turno, ella lo habría hecho. Sin embargo, no hay quien aguante tanta carreta y con el tiempo los tres niños y sus padres empiezan a cansarse de las doctrinas y empieza el proceso de asimilación real de la enfermedad. Mientras tanto, el hijo del medio, que nos ha estado contando la historia termina convertido en el artífice de la narración. De hecho, si fuéramos a ser bien simplistas diríamos que esta es una novelota de autoformación.

Una de las cosas que más me llamó la atención de Epileptic es que, a pesar de ser una historia alternativa, no es experimental en un sentido estricto. Yo esperaba una fritera de marca mayor llena de juegos formales al mejor estilo de un Chris Ware pero me encontré con un artista que no mezcla la mantequilla con la mermelada. En otras palabras, David B. no plantea una historia en la que rompe con las convenciones de lectura de la historieta, por el contrario me pareció bastante claro en ese sentido -ojo, que no tradicional-. Creo que en esa diferenciación se nota el hecho de que David B. es francés y que por más de que se siente muy presente la influencia de gringos como Spiegelman, su estilo narrativo, e incluso su concepción de lo que debe ser una historieta es muy europea.

Tanto el aspecto verbal como gráfico en Epileptic están muy bien delineados y cada uno hace lo que tiene que hacer. Alan Moore decía que en el cómic se usan los dos lados del cerebro, y en David B. está contraposición está muy bien establecida y trabajada. Así, nos encontramos con un narrador textual muy claro y tradicional que nos va contando la vida de la familia B. desde los ojos del joven autor, que por esos días se llama Pierra-Francois. Por su parte, la imagen que acompaña y expone lo que dicen los recuadros empieza lentamente a establecer una serie de metáforas visuales que terminan convirtiéndose en el verdadero hilo conductor de la historia. Cuando el narrador razonable, serio y consistente no sabe qué decir, cuando el dolor, la frustración y la rabia exceden las posibilidades de la expresión verbal, aparecen las imágenes para hacernos compartir con el autor una vivencia que está por encima del cinismo y de la compasión. Sin duda, esta no es una novela realista pero la forma como se desenvuelve narrativamente se parece peligrosamente al cerebro por eso logra contar una historia con tanta honestidad.

Los ataques de epilepsia de Jean-Christophe (representados por una serpiente), el fantasma del abuelo muerto (que es la figura de pájaro cuyo pico está sobre los dos niños en la portada), las batallas que obsesionan a David, los cientos de gurús a los que recurre la familia desesperada y, en realidad, todos los elementos fundamentales de la novela gráficas sólo se pueden asociar en la imagen, en la disposición de la página dibujada. Sin una narración verbal tan clara no habría podido ser establecidos, pero es a través de recursos meramente gráficos que se "resuelve".


Me pareció interesante el hecho de que en la mitad de la historia, Jean-Francois decide llamarse David B. porque siente que ha superado una fase de su vida. Yo que he pasado de ser Luciano a Pablo a Lucho en los últimos 27 años tengo que decir que eso me descrestó. En otras palabras, ¡Jimmy Conekshion!

8/5/06

Cómics al gratín FCBD


El sábado pasado se celebró el Free Comic Book Day (Ojo, que pongo "Comic" sin tilde porque así es el nombre del evento en inglés. Siempre que se escribe la palabra en español es obligatoria la tilde. No importa que se trate de "cómics" porque funciona igual que "bíceps". Es una excepción a la regla.) ¿En qué iba? ahh, sí, el Free Comic Book Day. Yo decidí pasarlo en mi tienda local: That's Entertainment. Yo hace diez años (quería decir cinco pero las cuentas no dan) me habría muerto de la felicidad allá porque tienen una selección completísima de revistas viejas. Cuando entré por primera vez a esa tienda, pude darle una buena probada al ambiente comiquero de un pueblo promedio gringo, sobra decir que quedé bastante sorprendido por no decir aterrorizado. Pero con el tiempo y a medida que he estado visitando otros locales en Chicago, NY, Boston e intermedias, le he ido cogiendo cariño al sitio. Aunque definitivamente mi lugar favorito para comprar cómics es Comicopia, That's Entertainment fue mi elegido no sólo por cercánía relativa -en USA sin carro todo es lejos- sino sobre todo porque el aclamado Brian Wood iba a estar presente.

A la obra de Wood le vengo siguiendo la pista seriamente desde hace unos meses. Aunque me leí algunos de los números que hizo en Generation X hace tiempo, sólo hasta que conseguí varios de sus libros en una librería que estaban rematando pude ponerle atención. Sin duda, lo que más me gusta de los cómics de este neoyorquino es el ambiente en el que ubica a sus personajes. En muchos casos, el desarrollo argumental queda a medias y los conflictos de los personajes se resuelven de un forma muy plana pero siempre hay un trasfondo que pone los acontecimientos en una perspectiva cultural y social interesante. Así, en series como Supermarket o Couscous Express, la historia no logra generar una sensación de coincidencia al punto de que parece dictada. Sin embargo, el contexto y la idea recurrente de que la Ciudad es el espacio natural de los personajes por más perdidos que estén está muy bien trabajada. Al final de leer a Wood queda una buena sensación en el ambiente. Yo, en nombre de TODO el equipo, lo recomiendo mucho.

Justo cuando estábamos yendo a la tienda empezó una pequeña lluvia que parecía augurar una tormenta. Lo dudamos por un momento pero al fin llegamos. ¡Y sí que valió la pena! Pues Brian Wood me firmó varias cosas (Supermarket #1, Couscous Express, Local #4). Yo ni corto ni perezoso le armé conversación y le regalé una de las "Teléfono 4" que hicimos con Andrés Montealegre el año pasado. Al principio, el hombre la miró muy por encima con una actitud medio "Todo el mundo publica un cómic con un amigo" pero a medida que la fue hojeando le fue llamando más la atención.

Después nos pusimos con Da a darle vuelta a la tienda y decidí comprarme dos libros más de Wood: DEMO, la recopilación de una serie de relatos cortos que hizo con Becky Cloonan, y The Tourist, con excelentes dibujos de Toby Cypress que también es muy buena vibra. Se los llevé para que los firmara y ahora sí me preguntó el nombre y toda la cosa. Se nota que la revista por lo menos le llamó la atención. Excelente contacto.

El resto del Free Comic Book Day fue bacano. La tienda que usualmente está llena de freaks solitarios y huraños estaba repleta de niños y familias completas mirando historietas y pasando un buen rato. Incluso, vimos a personas que paraban en su carro, se bajaban tres niños con la mamá detrás y salián cada uno con su revista debajo del brazo. De todas las opciones que había pudimos escoger unas siete de las iré hablando en estos días. Por lo pronto puedo decir que la de Bongo Comics (Ojo, que escribo comics con... ah, vale, sigamos) demuestra que por más de que todavía se puedan contar historias de los Simpsons, "su ciclo se cumplió hace raaaato". Deberían acabar esa vaina y darle una nueva oportunidad a Futurama.

3/5/06

Reseña de Blankets o Una junta pero de cobijas

Como una de esas coincidencias bacanas, esta mañana no me levanté como un ringlete a la ducha sino que me quedé leyendo el final de Blankets de Graig Thompson. Tengo que aclarar que la que estaba enroscada entre las cobijas era Da, pero igual pude meterme en el juego de convertir la cama en un barco para surcar los misterios de la ficción gráfica. Al final del camino de formación que propone este autor norteamericano me encontré con una extraña y muy emocional sensación de cercanía, como si el arte literario se tratara de hacer amigos. En otras palabras, esta novela gráfica es más un ejercicio emocional que intelectual. Y eso acá en Drake Cómics es considerado algo ¡'celente!

Así como para que nadie se desubique pongamos las cosas claras: esta es una historia semi-autobiográfica del primer amor de Graig y Raina enmarcada en el relato de formación del autor, un muchacho gringo del Mid-West criado en una familia que tras de pobre, cristiana. Si bien, este género se está volviendo un tema recurrente en el catálogo alternativo de la Novela Gráfica, este título sobresale porque sin duda es una de las pocas obras de este corte que funciona como una novela de prosa y no como una película dibujada. Así, los cuadritos que conforman este cubre lecho de más de 600 páginas no es una guión de cine disfrazado (estilo The Originals de Dave Gibbons) o un cuento extendido (tipo Night Fisher). Por el contrario, se trata de una narración novelesca en propiedad. A través de la lectura queda la sensación de que sabemos donde empezó la historia pero de que no sabemos hacia donde va y que saberlo ni siquiera importa.

(Vale la pena recordar la diferencia básica que muchos autores han señalado entre el cuento y la novela: En el primero, la narración se realiza en función de la última línea, y, en la segunda, el texto es la onda explosiva de la primera frase.)

De esta forma, Blankets goza de una libertad narrativa que pocos autores se permiten. Gracias a ello explora temas que van desde el aislamiento intelectual y físico tan presente en la sociedad estadounidense, hasta la compleja relación entre hermanos pasando por la religión como el eje del fundamentalismo a la american-way. Esta "irresponsabilidad" artística hace que la posición que asume Thompson como narrador sea particularmente interesante. Usualmente, el cómic alternativo se asocia con una especia de superioridad moral que más que tratar un tema o contar una historia, se dedica a demostrar, a través de la más vil burla, su supuesta superioridad moral. En esa medida, el cómic alternativo tiene una fuerte tendencia a ser un espacio en el que los autores se dedican a demostrar su inteligencia. En este caso, la pauta está dada por el proceso de descubrimiento del protagonista por más de que el Thompson narrador tenga una perspectiva diferente que revela en un apéndice titulado Foot Notes -Notas al pie. Por ejemplo, la discusión sobre la religión y el fundamentalismo cristiano, se soluciona con una boda en un Museo de Historia Natural: los personajes que hemos visto defender el "Mundo según la Biblia" bailan entre dinosaurios gigantes.

Cuadrito (espacio) Cuadrito.


Por otro lado, Thompson demuestra un manejo sobresaliente del lenguaje secuencial. Si bien la línea narrativa es bastante clara y no tiene fuertes sobresaltos, la forma como las viñetas - los retazos de tela- están unidas entre sí es tremendamente lúcida. Si pensamos en la viñeta como el elemento que delimita la visión que el cómic da de los mundos paralelos que crea, en el caso de Blankets la relación entre los cuadros construye una serie de realidades complementarias. El relato es intervenido constantemente por la mirada onírica de su protagonista que traduce sus vivencias a los términos que él puede entender, es decir, a imágenes.

De hecho, la metáfora central de la novela, "the blanket", que es, básicamente una cobija típica de la vida familiar gringa, es el principio que ordena la historia tanto argumental como estructuralmente. En esa medida, Thompson teje perfectamente su historia porque utiliza la figura de una manta hecha de retazos como un símbolo de su trabajo como narrador gráfico. De igual forma, mi sensación como lector fue bastante cálida.

Cuando yo era chiquito, me acuerdo que con mis hermanas jugábamos a Star Trek montados en un camarote. Yo también conocí una Raina, pero me terminé casando con ella.

2/5/06

Caserito de todo un poco

Se acabó el día del boicot, del "somos muchos y muy machos", de la primera batalla por la dignidad, de la primera vez que veo a los que se fueron dándole una lección de personalidad a los que se quedaron. Y mientras tanto yo me recuperaba de una pequeña dolencia dental que más parecía un castigo divino (Una muy desjuiciada muela del juicio). Estos días de letargo me sirvieron para juntar varias cosas y armar, a las patadas, la entrada en cuestión:

Por fin me inscribí en la Biblioteca Pública de Worcester -por si acaso se dice, Wuster y cerca hay una estatua de un hombre sodomizando a una tortuga... otro día hablamos de eso. Los dos primeros títulos que saqué fueron: el primer tomo de Adolf de Osamu Tezuka y Blankets de Graig Thompson. Mi esposa ya se leyó este último y le gustó. Su reacción no fue tan emocional como con La Perdida de Jessica Abel, porque seguramente un personaje tan honesto como Carla hay muy pocos. Pero igual creo que pasó una prueba importante que califica los cómics - o bueno, las novelas gráficas- por su capacidad de emocionar. Siempre le había tenido un poco de desconfianza porque recibí diez correos de Amazon recomendándolo y me pareció que me lo querían meter hasta por lo ojos pero parece que Blankets tiene lo suyo. Vamos a ver.

Yo por mi parte, agarré el de Tezuka y no lo solté hasta la página final. De hecho, creo que es el mejor dibujo que le visto al Dios del Manga. La secuencia del discurso de Hitler es absolutamente maravillosa por la forma como trabaja -exagera- las expresiones del personaje y su impacto en el público. Además, el primer capítulo es una invitación irresistible. Todas las barreras naturales se van al carajo y pasadas sólo veinte páginas, uno está totalmente sometido al sortilegio de la obra. Realmente, excelente. Tanto que en la escala de lo auténticamente bravo está por encima de hacer un fondo blanco con un garrafa de ají amazónico.


También me llegó el famoso WE3 de Morrison y Quitely. Definitivamente, la gente que dice que en los cómic de ahora no pasa nada tiene toda la razón. Esta historia viene en una edición al estilo novela gráfica que reune las tres revistas y que ras con apenas alcanza a superar las cien páginas. Y no es por dármelas de mucho café con leche pero esa historia se puede contar en diez páginas con todas las de la ley. No es por demeritar los dibujos que son espectaculares ni la historia que muestra que Morrison también tiene su corazoncito pero a mí me sobran muchas páginas. Demasiadas.

No me esperen en la Feria.

El otro evento importante no sé si lo debería reseñar porque no hay nada más jarto que la gente que critica una película sin haberla visto. La semana pasada empezó la Feria del Libro de Bogotá y su acostumbrado Pabellón de Diseño Gráfico y Caricatura. Según algunos amigos que quierían presentarse allí, la admisión a este espacio se restringió notablemente. El número de stands del Pabellón se recortó a más de la mitad y, supuestamente, las propuestas debían tener una publicación que presentar este año. Hasta ahí todo suena muy bien: la reunión anual de los comiqueros bogotanos estaba llena de ruido y era cada vez más difícil distinguir la calidad y el talento entre tanta caricatura al estilo manga y tanto espacio dedicado al rebusque. El problema es que de las intencioens a la realidad hay mucho trecho sobre todo porque el problema central del Pabellón es que no hay un objetivo claro ni a medio ni a largo plazo.

Ojalá este año el Pabellón se esté pareciendo más a un encuentro de comiqueros y caricaturistas serios y no a una feria de artesanos en la guerra del centavo. Ojalá este año las propuestas tengan más de dos dedos de profundidad y estén ofreciendo productos cuyo único valor no esté en que están hechos con las uñas o que tienen un estilo X o Y ("X", léase como Manga, y "Y" como neo-celta). Vamos a ver si este año los visitantes se van a encontrar con algo más de lo que esperaban y se logra mantener el proceso tan positivo que empezó el año pasado. Hasta ahora, las PNoFC (Personas no FAmiliarizadas con el Cómic) a las que les he preguntado - y a las que deberían atraer los expositores- me dice que el Pabellón estaba más pequeño pero igual que siempre. Amainará la lluvia y veremos.

Puede que la imagen del famoso perro lampiño peruano nos ayude a reflexionar. No, en serio.

Fuera de chiste.