10/7/06

¡Volví! Hasta dentro de cuatro años.

Por lo bueno y por lo malo se acabó el Mes Zombi. Aunque me hace un poco de falta el ritmo de partidos diarios, es el momento de salir del hueco de las telecomunicaciones, cambiarme de ropa y dejar atrás esta copa del mundo que parece haber tenido más nombre que contenido y que marcó el retiro del mejor jugador de los últimos tiempos. Un Zidane que se retiró de jugador como un ser humano que reacciona a los insultos en vez de comérselos callado. Aprovecho este momento para mandarle un saludo SUPERrespetuoso a la hermana, si la tiene, de Materrazi. Ojalá el negocio ande viento en popa. De hecho, a toda su familia que debe estar muy orgullosa de la forma como los italianos ganaron una copa del mundo sin haber jugado 90 minutos completos de buen fútbol. Ya entrados en gastos, pues también le extendemos un abrazo fraternal a la madre del árbitro Medina Cantalejo que debió sentir como todo lo que le enseñó en su infancia trascendió en el campo de juego.

Tampoco puedo dejar pasar el tema sin referirme al acto “inaugural” protagonizado por este fenómeno comercial al que llaman Shakira… Yo sé que esta actitud no está en sintonía con el optimismo sabrosón que inunda mi país pero, lo siento, tengo que ser honesto. En el momento en que salió esta persona reptando por estas escaleras meneándose como Don Ramón explicando la corriente eléctrica, sentí una profunda vergüenza. Quiero aclarar que yo no tengo problema con ni con el booty, ni con el reaggetón y sus asociados, ni con la sabrosura, ni con el beat, mi problema es con esa versión exótica, multiculti, manoseadora y ficticia de lo que significa tener éxito y talento en Colombia. Mientras esta señora pretendía hacer unos pasos de capoeira (!) junto a Wycleaf, un putumayoista en todo el sentido de la palabra, yo no podía dejar de pensar en los cientos, que digo, miles de jovencitos del primer mundo que gracias a estas imágenes y a los milagros del “mute”, estaban descubriendo las maravillas del onanismo. Tampoco tengo nada en contra de eso, pero me parece un poco excesivo que la prensa colombiana se vanaglorie de que la mujer objeto de turno es una compatriota. Es como si España celebrara la figura de Charo y Marta Torres como si fueran las exponentes máximas de su cultura (Esas dos si que pusieron a hacer maravillas a la juventud).

Amigos y compatriotas: a Shakira no la respetan por su talento, ni por sus canciones y a nadie le importan sus referencias al carnaval de Barranquilla. Puede que con ella la imagen de Colombia en el exterior deje de ser solamente droga... pero para pasar a ser sexo -arrastrado en aceite de carro- y drogas (sólo nos falta el Rock n’ Roll y quedamos listos). Ella lo único que está generando con sus espectáculos es que los gringos griten “¡Mucha Ropa!".


pd. Quería escribir de cómics pero es que me gustó mucho ese final y no quiero quitarles más tiempo. Nos vemos después y que gracias.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con lo de Shakira. Qué vergüenza nacional. Nisiquiera se dignó a cantar (cosa que dicho sea de paso, hace muy mal), hizo puro lipsynch, fue muy evidente.

Pablo Guerra dijo...

Sí, eso fue muy evidente. Lo único que le importó fue mover esas nalgas como gringa en 5 de mayo. Se notó que ese micrófono le estorbaba mucho.