
Entre todas las reacciones que ha generado la película "Vals con Bashir", me llamó la atención la evidente confusión que se produce cuando los "expertos" de los medios se animan a hablar sobre la animación, la narración gráfica y sus términos relacionados. Yo no sé en qué sub-mundo paralelo nos hemos aislado los comiquistas colombianos pero claramente la brecha entre nosotros y el mundo cultural del país es muy grande. Si ese no fuera el caso, creo que ya habríamos superado el uso abusivo de la palabra caricatura para denominar cualquier imagen dibujada que se mueve, ya sea con el magia de la tecnología o con la de las convenciones de lectura. No fue que me sorprendiera leer comentarios en los que se dudaba sobre la capacidad de la "caricaturas" de hablar de temas serios pero me agarró una sensación indigesta de quietud incomunicada, como si en algún momento hubiéramos caído en una casilla de imprevisto que nos mandó a una cárcel de la que no hemos podido salir.
Me resisto a pensar que por más crecimiento que haya en los géneros gráficos, nos van a seguir confundiendo de nombre. Tradicionalmente respondemos al tema del imprevisto como Blanche DuBois a Stanley pero algo me hace pensar que esta estrategia ha dado pésimos resultados porque el problema persiste. ¿Será que nos va a tocar andar a todas partes con un "name tag"?