4/6/07

La reseña de American Born Chinese o Abundante Bacano Chino.

Llevamos casi dos décadas en las que la prensa y la crítica anuncian con bombos y platillos que este es "el año de la novela gráfica". Como una hilera de bañeras con científicos gritando ¡Eureka!, los medios tradicionales con distintos niveles de seriedad y compromiso con el tema publican el consabido artículo en el que resumen dos que tres páginas de internet y declaran el nacimiento de este nuevo formato con frases al estilo de: "loscómics ya no son para niños bla, bla, bla...". Desde el año pasado, cuando apareció la primera edición compilada de American Born Chinese de Gene Yang, este cómic ha sido citado como uno de los títulos nuevos más importantes del género. No en vano fue considerado como la mejor novela gráfica del año por Amazon, ganó el Reuben a mejor cómic y está nominado a dos Eisner, entre muchos otros honores. Yo tengo reacciones encontradas frente a tanto ruido mediático aunque el uso del amarillo en la portada y el estilo de dibujo me pusieron a dudar sobre bajarme de los dólares o no. Finalmente lo compré, y por fortuna lo hice. Se trata de una historia sencilla y honesta que evita la afectación falsaria de la mayoría de los cómics autobiográficos actuales que únicamente parecen querer parecer más inteligentes que el lector. Para hablar sobre su proceso de formación de identidad como hijo de inmigrantes asiáticos, Gene Yang opta por un estilo narrativo que más que esconder, logra ser claro, interesante y directo.

En su historia, Yang une episodios tempranos de su vida con elementos de la leyenda del Rey Mono vista por la tradición católica china. En otras palabras, detrás de la claridad de su título -Americano Nacido Chino por traducirlo literalmente- se esconde una mezcolanza bastante interesante de elementos que subvierten muchas de las expectativas que tanto su autor como su historia pueden generar. El Yang, de la historia y de la realidad, es católico, nació en San Francisco y jugó con Transformers. Al mismo tiempo, su visión del mundo no puede ser comprendida sin la impronta de sus ancestros. La negociación de la identidad que expone la historieta oscila entre códigos de aquí y de allá haciendo que sea difícil saber donde estamos parados. Ni la realidad real ni la legendaria son suficientes para solucionar esta historia de formación que no puede terminar sin una verdadera integración que tiene tanto de mágico como de contundente.

Puede que la honestidad de la narración de Yang se deba a que su libro está dirigido, sobre todo, al público juvenil e infantil. En esa medida, él no tiene que recurrir a trucos rebuscados para sorprender a la audiencia. Cuando uno descubre que el comiquero es maestro de escuela de día, entiende más fácilmente las razones detrás de su narración. Así, American Born Chinese es una buena y tal vez muy básica "clase" sobre identidad que puede dejar a algunos con ganas de más pero que sin duda, abre un campo de posibilidades interesantes para el cómic infantil en el futuro. Si bien, la historieta ha sido usada en varios salones de clase gringos, su sinceridad hace que el tema no deje de ser polémico y que el argumento no pierda su fuerza inicial. Puede que un lector de los hermanos Hernández, por ejemplo, le reproche un millón de carencias a Yang pero sin duda su labor es importante. Además, es imposible determinar si el autor está usado su historia para dar una lección o si, por el contrario, está usando la finalidad educativa como fachada para solucionar sus propios problemas personales. De una u otra forma, me parece interesante pensar que potencialmente esta novela gráfica le puede mover el piso a muchísima gente y que es una excelente introducción a una situación teórica, cultural y vivencialmente tan compleja como la de los inmigrantes en Estados Unidos.

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